La sociedad del conocimiento y la era digital
ha cambiado y está transformando el modo de proceder en el ámbito educativo.
Desde finales del siglo XX, se centra en el paradigma constructivista, en su
perspectiva sociocultural, lo que implica cambios educativos que no pueden
limitarse a innovaciones metodológicas o incorporación de recursos, sino que
requieren una transformación en torno al paradigma enfocado en el ser
competentes a nivel procedimental, actitudinal y cognoscitivo, con el fin de
adecuarse a las demandas de una sociedad cada vez más cambiante y líquida.
El rol del docente es fundamental para el desarrollo de
habilidades, el crecimiento personal, el aprendizaje significativo y para la
motivación por aprender. Hoy en día, el rol del profesor, en aspectos
socioemocionales y académicos, es aún más importante, ya que enfrentamos
tiempos de incertidumbre y angustia que han generado en los estudiantes,
sentimientos de soledad, desmotivación y depresión, por lo tanto, el rol que ha
debido representar el profesor, es de contenedor y de apoyo.
En sí, alcanzar al máximo la significatividad
del aprendizaje, mediante acciones protagonizadas por el alumnado para atender
su desarrollo integral.
En evolución del docente: Es así, que la necesidad de innovación y liderazgo en el campo educativo
requiere de cambios significativos en la enseñanza, la docencia, y el
aprendizaje en el mundo hiperconectado que exige abordar a la educación de
manera dinámica y no estática. Debido a que la misma se ve afectada por la
modernización de los sistemas educativos y el papel de las TIC en las
actividades diarias del ser humano y en los nuevos escenarios informales de
aprendizaje (Covo y Moravec, 2011). Lo que ocasiona que los métodos y
estrategias metodológicas deban evolucionar a la par con el mundo cambiante.
“Una era global, informacional de cambio exige docentes humanistas,
expertos digitales y proactivos” (Mariano Fernández-Enguita)