El rol del docente en la enseñanza es fundamental y abarca mucho más que la mera transmisión de conocimientos. Un educador eficiente desempeña un papel esencial en la formación académica y en el desarrollo emocional de los estudiantes. Para lograrlo, debe poseer características personales como el optimismo, el entusiasmo, la paciencia y la sensibilidad, además de habilidades organizativas e intelectuales.
El docente también debe crear un ambiente de aula seguro, fomentar el respeto y la aceptación mutua, y ser receptivo a los comentarios y necesidades de los estudiantes. Asimismo, debe contribuir al desarrollo emocional y motivacional de los estudiantes, promoviendo la seguridad, la identidad, la pertenencia, el propósito y el logro.
En última instancia, el rol del docente va más allá de la enseñanza de contenidos académicos; implica guiar y apoyar a los estudiantes en su crecimiento personal y académico, brindando las herramientas necesarias para que alcancen su máximo potencial y se conviertan en individuos seguros, motivados y exitosos. El docente eficiente desempeña esta labor con dedicación y pasión, reconociendo la importancia de su influencia en la vida de sus alumnos.